Después de celebrarse los Juegos Olímpicos
de Londres 2012, el deporte británico festeja haber quedado en la parte alta
del medallero, sólo detrás de las poderosas delegaciones de Estados Unidos y
China.
Dado el gran fanatismo por el tenis en el
Reino Unido y la escasez de grandes figuras británicas en este deporte, una de
las conquistas que más se celebraron durante la justa olímpica fue la medalla
de oro que ganó Andy Murray.
Sin haber conseguido todavía algún torneo
de Grand Slam, Murray se convirtió en el primer tenista británico en ganar la
medalla de oro en unos Juegos Olímpicos desde hace 104 años.
La victoria de Murray no pudo ser más
grande. Además de haberse coronado como campeón olímpico, lo hizo en la cancha
central de Wimbledon, la catedral del tenis, y ante el mítico Roger Federer;
mismo rival y mismo escenario donde sólo un mes atrás el escocés sufrió su
derrota más amarga al perder, entre lágrimas, la final de Wimbledon.
A pesar de haber arrebatado a Andy Murray
la posibilidad de alzar su primer título de Grand Slam en tres ocasiones (US
Open 2008, Australian Open 2010 y Wimbledon 2012), en esta ocasión fue Roger
Federer quien se quedó deshecho al ver cómo se le escapaba la medalla de oro
olímpica, único galardón individual que falta en su deslumbrante vitrina, y el
cual parece difícil pueda ganar en Rio de Janeiro 2016 con 35 años.
Lejos de ser un clásico, la rivalidad entre
el escocés y el suizo parece haber subido de intensidad, ya que uno le quitó al
otro lo que más anhelaba.
No obstante, Andy Murray, y todo el entorno
británico, sigue obsesionado con que uno de los suyos pueda ganar un torneo de Grand
Slam, especialmente Wimbledon. Desde que Fred Perry lo ganó en 1936, ningún británico
ha podido levantar este título. Henry Bunny Austin llegó a la final en 1938
pero cayó ante Don Budge. Antes de Murray, el que estuvo más cerca fue Tim
Henman: el inglés alcanzó hasta 4 semifinales sobre el pasto de Wimbledon.
Quizá ganar la medalla aurea en la cancha
de Wimbledon frente a Federer era el paso que Andy Murray necesitaba para
entrar de lleno a la pelea por los grandes torneos y por ser el número 1 del mundo.
El panorama del escocés luce alentador, además su carrera ascendente coincide
con una notable baja de juego de Novak Djokovic, inexpugnable en 2011, y con
las constantes lesiones en la rodilla izquierda de Rafael Nadal que lo
obligaron a retirarse del último Grand Slam del año.
Es por eso que Murray tendrá la gran
oportunidad de ganar su primer título de Grand Slam cuando viaje a Nueva York
para jugar el US Open.
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