jueves, 2 de septiembre de 2010

Caprichos


“Caprichosa porque hace lo que quiere” dice el ex jugador y ahora periodista Quique Wolff en referencia a la azarosa pelota de futbol. Igual que el balón, Zlatan Ibrahimovic es un ser voluntarioso, de idas y venidas, voluble y muy, pero muy, caprichoso.

El año pasado, en una librería de Milán me topé con un ejemplar que se titulaba “Zlatan: il campione senza maglia” (el campeón sin camiseta). Sólo lo hojee pero era evidente que se trataba de un libro sobre un gran futbolista que no hace pie donde se para.

Ibra es algo así como un talismán, donde ha jugado ha ganado títulos: en el Ajax ganó dos ligas, con la Juventus obtuvo el Scudetto un par de ocasiones (que después le serían retirados a la Vecchia Signora por corrupción), en el Inter consiguió el Scudetto tres veces consecutivas además de ser el máximo goleador en la temporada 2008-2009, y con el Barça ganó la Liga más cara de la historia (99pts) en su única temporada vestido de blaugrana.

El trofeo que le ha sido esquivo es la prestigiosa UEFA Champions League. De hecho, la temporada pasada salió del Inter porque ya se había cansado de tan sólo ganar la liga italiana y no poder acariciar la orejona, estaba seguro que con el Barcelona conseguiría esta distinción. Irónicamente, su ex equipo se coronó campeón de Europa dejando en el camino a la poderosa escuadra catalana.

Así como Zlatan es un talismán en cuanto a títulos, también suele ser un ave de mal agüero en lo que respecta al manejo del vestuario. Por alguna razón, el sueco siempre está inconforme y se las ingenia para crear polémica dentro y fuera del vestidor. Se busca problemas con el entrenador, con sus compañeros, con la prensa y hasta con los aficionados. El ambiente que se crea alrededor de Ibrahimovic es bastante pesado y difícil de manejar, si no se le da un trato VIP no está cómodo.

Con su arrivo al Milan, Ibra vuelve al futbol donde mejor se ha desempeñado y en donde encontrará elogios y abucheos al por mayor. Este fichaje bomba se suma a la reciente incorporación de Robinho a la escuadra rossonera, un equipo qué dará mucho de qué hablar si sus grandes figuras (Ronaldinho, Pato, Pirlo y Seedorf) se conectan con los refuerzos y con su nuevo entrenador Allegri. Habrá que ver si de estos gigantes se puede hacer un buen equipo que derrumbe el imperio de su vecino nerazzurro.

Por otro lado, la salida de Zlatan le restará poder al ataque culé pero dejará un grupo más unido y un mejor ambiente en el vestuario. De haberse quedado, el sueco hubiera causado mucha tensión en la disciplina de Guardiola y una tremenda rivalidad con David Villa. A final de cuentas, Arrigo Sacchi tuvo razón “fue un error llevar a Ibra al Barça”. De hecho, los dos equipos lombardos hicieron su “agosto” a costa del Barcelona: el Inter lo vendió a precio de oro (86mde) y el Milan lo regateó hasta los 24 millones de euros. El peor negocio de la entidad catalana.

Claramente recuerdo cuando Zlatan Ibrahimovic llegó al Inter y aseguró que había cumplido su sueño de niño. Cuando llegó al Barça de inmediato besó el escudo y afirmó que le había pedido al presidente del Inter que no lo llevara a otro equipo más que al Barcelona porque esa era su más grande ilusión. Ahora que se puso la camiseta del Milán dijo: “No me iré del Milan hasta que lo gane todo”. Estoy convencido que en un año o dos acabará jugando de blanco a las órdenes de Mourinho.

Sin duda, Ibra pasará a la historia como un gran jugador, pero no se le recordará con una camiseta tatuada a la piel como a otros futbolistas de la talla de Zanetti, Lampard, Rooney o Buffon, que, aunque no hayan salido de las inferiores de su club actual, han echado raíces y son símbolos de sus equipos.

lunes, 23 de agosto de 2010

Farol de la calle


Tras un pobre desempeño en el Mundial de Sudáfrica, una decepcionante actuación en su propia Copa América, y haber perdido por primera vez en eliminatorias mundialistas con Venezuela, la selección Argentina está en crisis y todas las miradas apuntan al mejor jugador del mundo: Lionel Messi.

Realmente es muy injusto culpar a Messi por el bajo rendimiento de la Albiceleste y esperar que, por su simple presencia, el equipo sea espectacular. No obstante, muchos nos preguntamos por qué el crack argentino sólo luce vestido de azulgrana, por qué en su selección no es ni la mitad del jugador que deslumbra al mundo en el
Barcelona.

Es sabido que hay ‘futbolistas de clubes’, jugadores que brillan en sus respectivos equipos pero que al momento de integrar la selección nacional se desinflan y les queda grande la camiseta; así como también existen jugadores que, extrañamente, tienen un rendimiento más alto con su seleccionado que en su propio club.

Aunque pareciera encajar en el primer grupo, el caso de Messi es diferente. El problema no es que Leo se achique con la camiseta albiceleste ni que le pese ser el sucesor de Maradona, sino que en la selección no ha encontrado el entrenador, los compañeros ni el sistema de juego indicado para poder explotar todo su potencial que le vemos semana a semana en la liga española.

Desde que Lionel Messi heredó el 10 de Riquelme, el técnico en turno (llámese Basile, Maradona o Batista) ha intentado hacer de él su piedra angular, ese jugador en el que se basa el proyecto de la selección. Quizá ese ha sido el error: tratar de armar un equipo para Messi y dejar que todo gire alrededor de él; algo que no sucede en el Barcelona donde, si bien Leo es imprescindible, el esquema del club se basa en su juego de conjunto y distribuye el peso del equipo en otros jugadores de la misma escuela como Xavi, Iniesta o Fábregas.

Seguramente esa es la gran diferencia entre Messi y Maradona: ‘La Pulga’ necesita que el peso del equipo esté repartido para poder jugar libre, mientras que Diego se sentía cómodo cargando toda la responsabilidad en su espalda. De ahí que Messi todavía no haya podido calar hondo en el hincha argentino, su bajo perfil y tímida personalidad contrastan con la vida de rockstar que ha llevado Diego Armando Maradona.

Otro factor que juega en contra de la popularidad de Lionel en su propio país es que, a diferencia de ídolos locales como Tévez o Riquelme, Messi nunca jugó profesionalmente en el futbol argentino, ya que con apenas doce años se integró a la disciplina del Fútbol Club Barcelona. Es por eso que no tiene un equipo o afición propia en Argentina.

La constante comparación con Maradona, así como la sequía albiceleste de 25 años sin levantar la Copa del Mundo, representan una carga adicional en los hombros de Leo Messi. De hecho, la última vez que la selección argentina mayor ganó algo fue la Copa América de 1993, precisamente en una final contra México.

Con todos sus goles, récords, títulos y premios individuales, la prensa constantemente abre el debate sobre si el astro argentino está a la altura de los mejores jugadores de la historia. Es evidente que si sigue como hasta ahora marcará una época y podrá considerarse como el mejor de todos los tiempos; no obstante, para ubicarse a la altura de Pelé o Maradona, Messi tendría que brillar con la selección argentina y ganar una Copa del Mundo.

lunes, 16 de agosto de 2010

Malherido mas no muerto


Una pregunta ronda por la cabeza de José Luis Real y de todo el entorno futbolístico nacional: ¿cómo se le hace para afrontar la Final de vuelta de la Copa Libertadores en Brasil y con desventaja en el marcador?

En efecto, el panorama no es alentador para el equipo más popular de México. No sólo perdió en el estreno oficial de su nueva casa, sino que fue superado ampliamente por un equipo que parecía local y que le sentó muy bien el pasto sintético. De hecho, el resultado se quedó muy corto para lo que fue el encuentro, el Inter de Porto Alegre fácilmente pudo haber liquidado la Final en el partido de ida.

Lo más decepcionante para la afición rojiblanca fue la pobre imagen que dejó su equipo en la cancha, la pasiva actitud de Chivas ante una oportunidad única. No parecía un duelo entre los dos mejores equipos del continente, parecía un partido de primera ronda en donde las diferencias pueden ser muy marcadas.

Para muchos el marcador 1-2 es una losa muy pesada y casi irremontable. Todos hablan de que salir con el trofeo en las manos es prácticamente imposible. Es verdad que ir al estadio Beira-Rio con un gol en contra supone un reto mayúsculo, pero Chivas ha dado grandes partidos de visitante en esta competición. Recordemos aquella gran victoria en el Morumbí cuando le cortaron al Sao Paulo una racha de 19 años sin derrota en torneo internacional. Un año antes (2005), una soberbia actuación de Jesús Corona en la cancha de Boca le dio el pase a las semifinales. Y hace un par de semanas, Chivas nos brindó un recital en territorio chileno para instalarse en su primera final de Libertadores.

Es por eso que el Güero Real sabe que aún no están muertos y se aferra a sus posibilidades. Lo que no se sabe es qué equipo saltará a la cancha este miércoles, su carácter voluble e impredecible lo hace capaz de ofrecer un futbol de primer toque, veloz y muy vertical, pero también de bloquearse y no encontrar variantes en su juego.

A mi parecer, la mejor versión de Chivas es una combinación entre el joven equipo que, con nada que perder, enfrentó sin reparos a Vélez Sarsfield y a Libertad, y los jugadores con más experiencia que integraron a la selección mexicana en Sudáfrica.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿qué hacer para volver a casa con la Copa? Chivas tiene que decidir entre salir a aguantar la presión del Inter y tratar de cazarlos en algún contragolpe, jugada a balón parado, algún error brasileño; o intentar llevar las riendas del encuentro buscando afanosamente el gol del empate global. Lo más conveniente para el equipo tapatío sería encontrar un equilibrio entre estas dos posturas, pues si adopta alguna de ellas tajantemente corre el riesgo de llevarse una goleada de escándalo.

Chivas tendrá una tarea muy difícil por delante, deberá anular la salida de los laterales Nei y Kléber, así como frenar los ataques de Giuliano, Alecsandro y sobre todo de su cerebro Andrés D’Alessandro. Así como esperar que Mejía y Báez manejen los hilos del medio campo, que Bravo, Arellano y el Bofo salgan inspirados y, especialmente, que Michel y la defensa mantengan viva la esperanza rojiblanca.

Para poder lograr el objetivo, el Guadalajara tiene que hacer un partido perfecto y el Internacional tendría que bajar un poco el nivel mostrado en el estadio Omnilife. Se tendría que dar esta combinación para que Chivas pudiera tener la posibilidad de hacer historia por el futbol mexicano.

lunes, 9 de agosto de 2010

Rebaño OMNIpotente


Momento de hablar del equipo que se está llevando todos los reflectores: las Chivas rayadas de Guadalajara. Ya sea por su histórica clasificación a la Final de la Copa Libertadores, por la apertura de su nuevo estadio, por haber jugado de local en el Azteca, y hasta por el revuelo que ha causado el ex rojiblanco Javier Hernández en el Manchester United, Chivas está en todas partes.

La institución tapatía está de fiesta y espera que la dicha se prolongue. Jorge Vergara no cabe en sí mismo y se regodea en cada oportunidad. No es para menos, sus “absurdas” promesas se están llevando a cabo.

A pesar de las atrocidades de su administración (despidos injustificados, contratar a Raúl Árias, correr a Ramón Morales), Vergara ha cumplido con sacar buenos jugadores jóvenes de la cantera (exportando varios a Europa), respetar el estilo ofensivo de Chivas, construirle un estadio de primer nivel y mantener al equipo en los primeros lugares.

También es verdad que en su gestión sólo se ha llegado a dos finales y se ha ganado un título. Esta vez, Chivas está a las puertas de conseguir el galardón más prestigioso del continente: la Copa Libertadores.

La victoria en Santiago 0-2 sobre la Universidad de Chile fue una prueba fehaciente de que Chivas está para pelear la Copa. El escenario era complicado: jugar de visitante con la obligación de marcar pues el empate a cero era para la U. Más allá de condicionar el accionar tapatío, esto acabó beneficiando al equipo mexicano porque así no especularon con el resultado y jugaron más sueltos.

A pesar las bajas de Esparza, Medina y Arellano (de última hora), Chivas demostró ser una escuadra sólida, compacta y dinámica. Un equipo cuya estructura no se desploma por la ausencia de uno o dos jugadores, que ha encontrado un sistema para atacar de forma constante pero sin descuidar las labores defensivas.

Salvo los últimos minutos del primer tiempo, Chivas dominó las acciones del partido a placer. Supo pegar en el momento preciso y contuvo los peligrosos ataques andinos. De hecho, el resultado pudo ser más abultado si Bravo y el Bofo hubieran estado más finos en la definición.

Lo único bueno de posponer la Copa Libertadores para después del mundial, fue que Chivas no tuvo que elegir entre la Copa y la liguilla. Ahora tranquilamente puede encarar los dos torneos sin partir el equipo o tirar a la basura una de las dos competiciones.

El gran mérito de José Luis Real (acostumbrado a trabajar con jóvenes) es haber encontrado el balance justo para el equipo. Por una parte, el grueso del plantel lo integran jugadores consagrados (algunos de selección) como Michel, Reynoso, Magallón, Medina, Bautista y Bravo. La segunda franja la conforman futbolistas del tipo de Mejía, Araujo, Báez, Esparza y Fabián, jóvenes con experiencia que refrescan el grupo y lo hacen más dinámico. Por último, los chicos que empiezan a jugar en el primer equipo llámese Ponce, De Luna, Ocampo, Vázquez o Pérez, han cumplido su labor y no se han achicado en los momentos importantes.

Ahora se viene, tal vez, el desafío más importante de la historia rojiblanca: medirse al Inter de Porto Alegre y levantar, por vez primera para algún club mexicano, la Copa Libertadores.

De entrada, resulta una empresa complicada por la calidad del rival y el historial negativo contra equipos brasileños. Sin embargo, este Chivas ha sabido sacar adelante las instancias previas, ya sea aguantando un resultado positivo o yendo a buscar el partido en campo ajeno, el Guadalajara aprendió a jugar los partidos de 180 minutos.

jueves, 29 de julio de 2010

Más de lo mismo


Acabó la fiebre mundialista y caímos de vuelta en la realidad. El futbol mexicano nos recibe con un semestre lleno de incertidumbre tanto en el torneo local como en la selección nacional.

Este lunes, los dueños de los equipos de la Primera División se reunieron con los dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol para decidir el futuro inmediato del Tri. Después de varias horas de deliberación, los hombres de pantalón largo concluyeron que lo mejor era posponer el nombramiento del técnico nacional hasta el próximo año y, por mientras, poner al frente al Ojitos Meza y Efraín Flores como interinos.

Una determinación por demás ridícula y falta de convicción. Se supone que la Femexfut debería de haber aprendido de los errores del pasado, sin embargo, parece que se esfuerzan por entorpecer el progreso de la selección. Lo peor de todo es que los 18 propietarios coincidieron en ratificar en sus respectivos puestos a Justino Compeán y a Decio de María otros cuatro años. Eso quiere decir otro ciclo de atraso o, si bien nos va, de estancamiento. No se puede aspirar a grandes cosas con este tipo de medidas.

Por otro lado, el pasado fin de semana se puso en marcha el Apertura 2010. Para este torneo algunos trajeron refuerzos de renombre. América sacó del exilio a Vicente Sánchez, Santos y Monterrey recuperaron a Christian Benítez y Humberto Suazo respectivamente, Morelia hizo un gran fichaje con Federico Vilar, y Tigres sacó la cartera para llevarse a Damián Álvarez. Otros como Pumas y Chivas no hicieron contrataciones a pesar de la marcha de sus mejores jugadores a Europa. Y hubo escuadras como San Luis y Puebla que de plano cambiaron a todo el equipo.

Lo más relevante de la primera jornada fue la victoria 3-0 del Pachuca ante el América, el buen arranque de Cruz Azul venciendo por el mismo marcador a los Estudiantes, y la goliza 4-1 a domicilio del Santos a un Atlante que echó de menos al argentino Vilar.

Más allá de estos marcadores abultados, todavía es muy pronto para destacar a un equipo sobre los otros. Además, este tipo de torneos cortos no ofrece ningún tipo de garantía, cualquiera le puede ganar a cualquiera y la única certeza es que el equipo que llegue embalado a la liguilla tendrá muchas posibilidades de alzarse con el título.

En actividad de la Copa Libertadores, Chivas disputó el juego de ida de las semifinales contra la Universidad de Chile en el estadio Azteca. Decisión polémica por ser la casa del América pero una gran oportunidad para millones de rojiblancos capitalinos de ver a su equipo favorito en una semifinal del torneo continental.

Lamentablemente, el Guadalajara sólo pudo conseguir un empate a uno y dejó escapar la gran oportunidad de ir a Chile con ventaja para buscar el boleto a la final. Los del Güero Real desperdiciaron todo el primer tiempo, se les vio perdidos, faltos de ideas y de variantes. La segunda parte estuvo más movida, Chivas se fue con todo al ataque. No obstante, fue la U de Chile quien abrió el marcador aprovechando un grave error de Héctor Reinoso que, en vez de despejar la pelota, se la entregó a Olivera que sirvió a un solitario Olarra, éste no tuvo más que empujar el balón al arco. El rebaño reaccionó de inmediato, a la salida de un corner, Omar Arellano encontró el empate tras el rechace del portero a un remate de Bravo.

A pesar de tener oportunidades, Chivas no pudo salir airoso del Azteca. El empate le sabe a poco, más aún por la buena imagen que dejaron los juveniles en los partidos contra Vélez Sarsfield y Libertad. Para acceder a la gran final, los tapatíos tendrán que ahuyentar a sus propios fantasmas que los han dejado en esta instancia un par de veces, además de luchar contra un buen equipo chileno y, seguramente, contra el arbitraje sudamericano.

miércoles, 14 de julio de 2010

Furia dorada



El sueño ibérico se hizo realidad. España, por fin, se consagró campeona del mundo y su generación dorada ya forma parte de la élite futbolística.
Aunque, la Final de la Copa del Mundo no fue para nada como se esperaba. Se suponía que el toque español dominara el partido a placer y que Holanda iba a estar bien parada, lista para aprovechar las oportunidades que se le presentaran. Nada de eso sucedió. En cambio, el juego ríspido y los errores en ataque marcaron la pauta del encuentro.

Es verdad que tanto España como Holanda quedaron a deber, que no nos brindaron el partido que todos esperábamos, pero el gran culpable no fue otro más que el árbitro Howard Webb, el silbante británico arruinó la Final.

Webb salió a la cancha con una consigna: no expulsar a nadie para no incidir en el resultado. Los jugadores, en seguida se percataron que el árbitro permitía la fuerza desmedida y se sintieron con total impunidad para dar y repartir patadas. Bien que mal, Howard Webb empezó manejando el encuentro. Amonestó a Van Persie, Puyol y Van Bommel, este último estuvo al filo de la expulsión. Sin embargo, la final se rompió al minuto 28, después de que el árbitro no expulsara a Nigel De Jong tras clavarle los tachones en el pecho a Xabi Alonso en una entrada brutal.

A partir de entonces, Webb perdió el rumbo y ya no pudo enmendar su camino. Solapó el juego áspero de los holandeses (28 faltas y otras que no se marcaron) y esto fue desesperando a jugadores limpios como Iniesta o Pedro, que empezaron a cometer faltas y buscaron cobrar justicia por su propia mano.

Más allá del arbitraje, los dos equipos jugaron muy por debajo de su nivel. Algunos dicen que, en general, fue un partido aburrido. No sé si el adjetivo “aburrido” sea el más adecuado para describir esta Final. Yo diría que fue un encuentro deslucido, trabado, feo y tenso; pero esa misma tensión fue lo que me mantenía conectado al partido.
El hecho de que el gol no cayera de ningún lado, fue lo que mantuvo atascado el cotejo. Y no fue por falta de oportunidades: Sergio Ramos desperdició un remate de cabeza solo y su alma, Arjen Robben tuvo dos mano a mano con Casillas y no pudo con él, Cesc Fábregas tuvo la gran oportunidad de dejar solo a Villa pero eligió disparar y estrelló su remate en el arquero, y Joris Mathijsen estuvo cerca del gol en un par de ocasiones y las erró. El mismo Andrés Iniesta, antes de definir el partido, se perdió una clara posibilidad por tardarse en rematar al arco.

Probablemente, el factor que desequilibró la final fue, muy a pesar de Howard Webb, la segunda tarjeta amarilla a Johnny Heitinga. La expulsión del central (109’) obligó al técnico holandés a retrasar la posición de Rafael Van der Vaart, este movimiento hizo vulnerable el fondo de la saga anaranjada.

Parecía que el gol nunca iba a caer, que la final estaba condenada a definirse desde el manchón penal. A cuatro minutos del final, cuando Del Bosque y Van Marwijk pensaban en los cinco elegidos para cobrar los penales, apareció el orgullo de Fuentealbilla: Andrés Iniesta Luján. La jugada empezó con una gran escapada de Jesús Navas por la banda derecha, éste sirvió para Iniesta que de primera entregó de taco a Fábregas, el del Arsenal abrió el juego hasta Fernando Torres, el Niño falló en su centro pero el rebote le quedó a Cesc, el catalán habilitó a Iniesta y el manchego fulminó la valla de Maarten Stekelenburg.

El festejo de Don Andrés no pudo ser más emotivo, dedico el gol más importante de España a la memoria de su amigo Dani Jarque. Todos sus compañeros corrieron eufóricos a abrazarlo, todos menos uno. Iker Casillas ni siquiera pudo moverse de su lugar, tan pronto cayó el gol se desplomó y estalló en llanto, no pudo contener las lágrimas de emoción.

Cabe señalar, que el gol de España es precedido de un “horror” del árbitro, quien, después de un tiro libre desviado en la barrera y arañado por Casillas, negó el tiro de esquina correspondiente a Holanda y reanudó el juego con un saque de meta. El nefasto arbitraje que, en general, había favorecido el juego brusco holandés, terminó perjudicándolos de la forma más inesperada.

Al final, se le hizo justicia a una generación española brillante, al equipo que desde hace tiempo venía jugando mejor y, por supuesto, al futbol. Creo que jugadores de la talla de Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Carles Puyol e Iker Casillas, que lo han ganado todo, merecían sumar el máximo título a su deslumbrante palmarés y a su sólida carrera.

Lo mejor para los españoles es que esto no parece terminar aquí. España cuenta con jugadores jóvenes de mucha calidad en todas sus líneas que, seguramente, mantendrán la hegemonía y el buen juego.

viernes, 9 de julio de 2010

Una final cíclica


Así es, Sudáfrica 2010 nos dará un nuevo campeón del mundo. Después de dos años de eliminatorias, concentraciones, partidos de preparación y un mes de actividad mundialista, por fin tenemos a los dos equipos que se disputarán la Copa del Mundo: Holanda y España.

Ambos equipos llegaron a esta competencia con grandes expectativas. Por una parte, España ha sido considerado como el gran favorito tras haber ganado la Eurocopa hace dos años y por haber mantenido esa generación dorada, con algunos retoques. Por otro lado, Holanda arrasó en su grupo eliminatorio y también cuenta con una amplia plantilla, de hecho, tres de sus jugadores más importantes (Van Bommel, Robben y Sneijder) disputaron la final de la Liga de Campeones el pasado 22 de mayo.

A pesar del estigma que representa ser “el candidato”, España ha sabido controlar la presión. Al parecer, la derrota ante Suiza en su debut la liberó, le quitó un peso de encima. A partir de entonces, la roja ha venido creciendo y su juego se ha hecho más sólido y fluido, todavía sin llegar al nivel de excelencia que nos tenía acostumbrados.

A diferencia de España, Holanda empezó su camino ganando los tres partidos del grupo “E”. Sin embargo, lo que llamaba la atención era que este equipo ganara con el mínimo esfuerzo, que su juego no hiciera honor a la gran escuela holandesa.

En las semifinales, las dos escuadras tuvieron que forzar la máquina para poder doblegar a sus rivales.

España se midió al equipo sensación del mundial: una Alemania joven, agresiva y muy ordenada. Desde el principio, el equipo de Del Bosque se hizo del esférico y no lo soltó, circuló el balón por todo el campo y buscó el arco de Neuer incansablemente. El conjunto teutón nunca se sintió cómodo, la mayor parte del tiempo se la pasó agazapado en su propio terreno de juego, y cuando recuperaba el balón se le hacía difícil hilvanar ataques pues Busquets y Xabi Alonso hicieron una gran función al cortarle los circuitos de salida.

No es que Alemania haya sido un desastre, lo que pasa es que España dió un partidazo en todas sus líneas. Hizo ver mal al equipo que mejor había jugado. Si me permiten la comparación, parecía un partido Barcelona-Stuttgart en el Camp Nou, donde los alemanes apenas pueden oler la pelota y la mancuerna Xavi-Iniesta maneja los hilos del partido a su antojo. Aún así, los alemanes resistieron 73 minutos de agobio; hasta que, a la salida de un corner, Carles Puyol llegó como una locomotora y conectó de cabeza con tal violencia que el arquero poco pudo hacer. El 1-0 se quedó muy corto para lo que fue el trámite del partido.

Por su parte, Holanda se enfrentó al Uruguay más aguerrido que recuerde. Ante la adversidad de no poder disponer de cuatro titulares (Lugano, Lodeiro, Fucile y Suárez), Óscar Washington Tabárez mostró toda su capacidad y experiencia al mandar un equipo que priorizaba el orden defensivo pero que no desestimaba el esfuerzo hacia el frente. En el primer tiempo, Van Bronckhorst y Forlán aprovecharon las bondades del Jabulani para marcar de larga distancia.

Cuando el juego estaba empatado 1-1 y los dos equipos ya empezaban a pensar en el alargue, Wesley Sneijder y Arjen Robben liquidaron el cotejo en tres minutos (70’ y 73’ respectivamente). La virtud de Holanda fue la misma que en los partidos anteriores: saber matar el partido con un par de zarpazos. Fue casi un golpe de KO que dejó tambaleante a la garra charrúa. Al final, Maxi Pereira le dio una minúscula esperanza al pueblo uruguayo al marcar el 2-3, pero ya fue demasiado tarde, Holanda regresaría a la máxima cita después de 32 años.

El entrenador holandés, Bert Van Marwijk, hace una muy buena lectura de lo que significa esta final. Dice que ellos admiran el futbol de los españoles, que es prácticamente el mismo estilo del Barcelona, club que a su vez fue influenciado por Johan Cruyff, persona que encarna el “futbol total” de la naranja mecánica de los setentas. Es decir, que esta selección española tiene muchos principios de aquella gran Holanda que, a pesar de su brillante juego, se fue dos veces con las manos vacías.

¿Podrá ganar esta vez el equipo que mejor juega o, en vez de eso, triunfará la escuadra que ha dejado atrás el espectáculo por eficacia?

El destino quiso que el octavo campeón del mundo saliera entre el país que revolucionó el futbol en los años setenta y el equipo que actualmente enamora a la tribuna con un estilo propio.

La historia está del lado holandés, el presente clama por el juego de España. De cualquier manera, el domingo se le hará justicia a uno de los dos. Al final saldrá un digno campeón.

lunes, 5 de julio de 2010

La antesala de la gloria


Explotó el mundial en Sudáfrica. Los cuartos de final nos han dejado partidos vibrantes y llenos de emoción, de aquellos que se recuerdan por décadas.

Quizá la sorpresa más grande la dio Alemania al golear 4-0 a Argentina, pues se vislumbraba un choque más parejo. No obstante, el conjunto de Joachim Löw ya venía mostrando su poderío y lo reafirmo con un partido perfecto. A la ofensiva fue demoledor, Schweinsteiger, Özil, Podolski, Müller y Klose se encargaron de hacer pedazos a los cuatro centrales argentinos. Mientras que su aparato defensivo, comandado por el capitán Lahm, supo escalonarse para secar los ataques de Messi, Tévez y Di María.

La abultada derrota argentina tiene su explicación en que Maradona nunca pudo conformar un equipo equilibrado. Todos sabíamos que, hombre por hombre, su delantera era la mejor del mundo, pero dejaba muchas dudas en la conformación de su medio campo y su zona baja. Los encuentros anteriores (Nigeria, Corea del sur, Grecia y México) los sacaron adelante sin convencer a nadie, realmente no significaron un parámetro para este equipo. Fue hasta que se midió con una potencia como Alemania, que quedaron al descubierto todas las falencias del conjunto argentino.

Por lo que he visto, muchos periodistas argentinos critican a su seleccionado. Hablan de que, incluso antes de la goleada alemana, el equipo no venía funcionando como se esperaba. Mencionan que el sistema de Maradona se basaba en la explosión y la pegada, mas no en un juego de conjunto compacto y ordenado como el teutón. Más allá de reprochar la elección de jugadores y el sistema de juego, al periodista argentino (incluso al de perfil crítico) le cuesta mucho ponerse en contra del símbolo de su futbol: Diego Armando Maradona.

No creo que Maradona sea el mayor culpable de este fracaso albiceleste, sino quien lo puso en ese puesto: Julio Grondona. El mandamás del futbol argentino debía saber que Maradona no estaba capacitado para dirigir a la selección, que, aunque representa mucho para el jugador argentino, no aporta mucho más que motivación y manejo de grupo.

Otro partido que se antojaba como una final adelantada era el choque entre brasileños y holandeses. A priori, el equipo de Dunga había ilusionado a todos sus fanáticos con la posibilidad de alzarse por sexta ocasión con la Copa del Mundo. Sin embargo, los brasileños perdieron el rumbo en el partido contra Holanda. Después de haberse puesto en ventaja, los amazónicos se relajaron y dejaron crecer a un equipo que había empezado con ciertas dudas. El encuentro cambió por completo con el autogol de Felipe Melo, combinado con un terrible error en la salida de Julio Cesar. A partir de ahí, el conjunto de Van Marwijk se apoderó del juego y ya no lo soltó. Wesley Sneijder se eligió como la gran figura naranja al provocar el primer gol y marcar el segundo, confirmando la regla: dos cabezazos en el área siempre terminan en gol.

Tal vez, la eliminación de la verde amarela es más decepcionante que la de Argentina. A diferencia del equipo de Maradona, Brasil sí se veía sólido en todas sus líneas. Este Brasil era más efectivo que espectacular, su futbol carecía de belleza estética pero derrochaba orden y eficacia. Esto, combinado con las genialidades de jugadores como Kaká, Robinho o Luis Fabiano los hacía serios candidatos al título. Este tropiezo fue un golpe durísimo que forzó la renuncia de su técnico tan pronto terminó el encuentro.

Un partido que se veía un tanto disparejo en el papel era España-Paraguay. No obstante, fue mucho más que un trámite para los ibéricos. Los del Tata Martino salieron a la cancha con un orden táctico preciso y mucha gallardía, sabían que no podían competir por la tenencia del balón y que sus posibilidades de hacer daño estaban en la pelota parada y el contragolpe. Por otro lado, España no salió en su mejor día, no pudo imponer su juego, en parte por el buen accionar paraguayo, y se le veía ofuscado y sin variantes.

Fue partido muy cerrado, a falta de media hora el partido se abrió con una tanda de penales adelantada. Ni Tacuara Cardozo ni Xabi Alonso pudieron adelantar a sus respectivas escuadras desde los once pasos. No fue sino hasta el minuto 83, que España pudo romper el cerrojo guaraní con una gran escapada de Iniesta; éste dejó solo a Pedro quien remató al poste y no podía ser otro más que David Villa quien hiciera el gol más esperado por la afición española.

El mejor encuentro del mundial se disputó entre Ghana y Uruguay en el Soccer City. Fue una batalla épica, con todos los ingredientes para pasar a la historia como uno de los partidos más dramáticos de los mundiales. Con un zapatazo, Muntari puso a los africanos al frente poco antes de terminar el primer tiempo. El todo corazón Diego Forlán empató el cotejo en cobro de tiro libre, con cierta complicidad del arquero Kingson. A mi parecer, Ghana fue más punzante y peligroso con Asamoah Gyan y Kevin-Prince Boateng que Uruguay con la dupla Forlán-Suárez.

La paridad estuvo a punto de romperse en los últimos minutos de la prórroga. Los charrúas estaban ahogados y sólo aspiraban a llegar a los penales. Fue entonces cuando llegó el momento crucial del partido: la mano de Luis Suárez al remate de Adiyiah. Este recurso, que por su puesto le costó un penal en contra y la expulsión, le dio vida a Uruguay. La figura de los africanos, Asamoah Gyan, no pudo con toda la presión y mandó al travesaño su tiro penal. En ese momento, era más que evidente que Ghana se vendría abajo y Uruguay tendría más posibilidades de ganar. La tanda de penales fue la cereza del pastel. Gyan se redimió al marcar el primer penal de su equipo, pero sus compañeros no lo ayudaron al cobrar con muchos nervios sus respectivos cobros. Por otro lado, los uruguayos fueron más certeros y sólo erraron un disparo. El partido se definía en los pies de Sebastián “el Loco” Abreu, quien, como todos sabíamos, cobraría su penal suave y al centro. Parece que el portero nunca lo había visto tirar penales y se lanzó a adivinar, “el Loco” lo hizo a su manera y le dio el pase a semifinales a Uruguay. Qué manera de cerrar un partidazo.

Esperemos que las semifinales sean tan atractivas como los cuartos de final. Creo que Holanda es favorita sobre Uruguay, más aún por las bajas de Suárez y Fucile por suspensión, y las de Lugano y Lodeiro por lesión. A pesar de todo, Uruguay venderá cara la derrota. Por otro lado, creo que España está lista para dar ese gran paso, no sin antes sufrir contra una joven y rapidísima Alemania, que ha mostrado el mejor juego del mundial. De cualquier forma el espectáculo está garantizado.

jueves, 1 de julio de 2010

Proyecto Quinto Partido IV


Barrera tricolor

No, no se trata de la destacada actuación del, todavía, jugador de los Pumas. Este título alude a la pared que marca nuestras propias limitaciones, al muro infranqueable que no deja progresar el deporte más popular del país.

La participación de la selección mexicana en Sudáfrica 2010, no hizo más que reafirmar el estancamiento de nuestro futbol. Tal como lo anticipó Aguirre en aquella entrevista a Cadena SER, al Tri no le alcanzó mas que para los octavos de final y eso con muchos apuros.

La eliminación contra Argentina, igual que hace cuatro años, era previsible dado que la albiceleste siempre debe ser considerada dentro de las escuadras favoritas al título. Sólo que esta vez la sensación fue mucho peor.

En Alemania 2006, la selección hizo un partido (casi) perfecto. Más allá de las lesiones de Pavel Pardo y Andrés Guardado, que condicionaron el desarrollo del partido, se puso contra las cuerdas a Argentina. Sólo una genialidad como el golazo se Maxi Rodríguez pudo definir el encuentro a favor de los sudamericanos. En ese entonces, hasta el mismo Maradona reconoció la superioridad azteca, uno lo veía sufrir en su palco como pocas veces.

El pasado domingo en el Soccer City de Johannesburgo, el equipo mexicano tuvo la oportunidad de avanzar al famoso quinto partido y de paso tomarse revancha de la derrota en el mundial pasado. De inicio, el Vasco sorprendió a todos alineando al Chícharo Hernández junto al Bofo Bautista en la delantera tricolor. A pesar de haber tenido un inicio prometedor, con dos disparos muy peligrosos de Salcido y Guardado, el conjunto de Aguirre no pudo plasmar su dominio en el marcador.

El encuentro era cerrado y muy disputado, hasta que llegó la polémica jugada que rompió el partido. Una mala salida de México, derivo en una aproximación muy peligrosa en donde Messi filtró una pelota de gol a Tévez, el Apache llegó muy forzado por la salida del Conejo Pérez, quien no se pudo quedar con el balón y lo rechazó; Lionel Messi tomó el rebote y lo sirvió de nuevo a Tévez, éste remató de cabeza a la portería vacía. Algunos jugadores mexicanos reclamaron que el gol había caído en fuera de lugar. Cuando parecía que se iba a reanudar el partido, las pantallas del estadio evidenciaron que, efectivamente, la anotación argentina no debía ser válida por un flagrante fuera de lugar de Carlos Tévez. Por supuesto, los reclamos no se hicieron esperar, los jugadores mexicanos se sentían robados y con razón. No obstante la prueba, el árbitro Roberto Rosetti y su asistente se negaron a cambiar el fallo por temor a una sanción de la FIFA, ya que ésta no permite las repeticiones polémicas en los estadios.

No es una justificación a la derrota mexicana, pero este gravísimo error arbitral sacó de concentración al Tri. Ya después vendría el yerro de Osorio y el golazo de Tévez (33’ y 52’ respectivamente). Ambos llegaron en momentos clave para hundir el dedo en la herida azteca, para desmoralizar cada vez más el deseo de remontar un partido adverso.

Cuando más se necesitaba la mano del técnico, Aguirre nos quedó a deber. La salida del Bofo era obligada, en su lugar entró un dinámico Pablo Barrera que de inmediato se hizo sentir. Uno de los grandes errores del Vasco fue la falta de confianza en Andrés Guardado. El tapatío, cada vez que jugó, demostró ser uno de los jugadores más regulares de México. No obstante, Aguirre decidió que al minuto 62 su presencia estaba de sobra y le hacía falta meter a su “arma letal”: el Guille Franco. Con un partido cuesta arriba, Franco cumplió una función más como contención que como atacante. A veinte minutos del final, el Chicharito nos regaló el gol de la honra en una gran jugada que él solo se fabricó; con un sólo movimiento dejó en el camino a Demichelis y Otamendi y definió con mucha convicción a primer palo. Al partido le quedaba tiempo para irse con todo al ataque, pero el Vasco consideró que lo mejor era no utilizar el tercer cambio, dejar en la banca algún chispazo de Cuauhtémoc Blanco o, ya si me apuran, algún desborde del Venado Medina, algo que nos diera una pizca de esperanza.

Las preguntas sobran y las respuestas son muy vagas o inexistentes. ¿Por qué Guardado no jugo ni un partido completo, por qué Barrera nunca fue titular, por qué Guillermo Franco inició en los tres partidos de grupo, por qué Javier Hernández jugó tan poco tiempo, cuál es el motivo de la rotación de capitanes, qué pretendía al meter al Bofo de titular a un partido tan importante? A estos cuestionamientos, Aguirre ha respondido de manera muy general, escudándose en asumir la culpa de todo pero sin entrar en detalles.

Un nuevo tropiezo en el cuarto partido del mundial invita a la reflexión. Se necesita un cambio de raíz en el futbol mexicano para poder salir del bache en el que estamos metidos, un hoyo de corrupción y clientelismo que los amos de este juego se han encargado legitimar. Es decir, que tanto las televisoras como los dueños de los equipos de Primera División se han encargado de modificar a su antojo la liga mexicana para exprimir al aficionado de cuantas maneras han encontrado.

Recordemos que, muchas veces, la selección de un país es el reflejo de su liga. Mientras sigamos con los torneos cortos, sistema de clasificación por grupos, repechajes, ascenso y descenso por porcentaje, cinco extranjeros por equipo (la mayoría de ellos ocupando posiciones de ataque), nunca llegaremos a un nivel competitivo de excelencia.

Los países que han construido buenas estructuras son los que sacan buenos jugadores. Países como Brasil, Argentina, Holanda, Alemania y últimamente España, constantemente están generando nuevos talentos. Esto tiene que ver con las escuelas de dichos países, la formación de los chicos, la mentalidad con la que crecen y el ambiente en el que se desarrollan. Ellos saben que mientras más crezca la calidad de su futbol, más será la ganancia económica que reciban. Por lo que una cosa no está peleada con la otra.

La verdad es que nunca podremos trascender mientras todo el entorno del futbol mexicano esté orientado hacia el beneficio económico por encima del deportivo. Esta bien que esto sea un negocio, pero ya es demasiado.

viernes, 25 de junio de 2010

El "tirititito", la "tamalera" o lo demás


A estas alturas la pregunta es obligada ¿por dónde seguir el mundial?

Como hemos visto, la oferta televisiva es vasta y diversa. La televisión abierta, Televisa y TV Azteca, tiene más competencia que nunca en los canales de paga: Fox Sports, ESPN, TVC Deportes y el último hijo de Azcárraga TDN.

Empecemos por el duopolio televisivo en México. Televisa y Azteca mantienen una lucha voraz por el rating, se desviven por capturar la atención del televidente a toda costa. En cuanto a las transmisiones de futbol se refiere, ambos buscan jalar gente a partir de sus narradores estrella: Enrique Bermúdez y Christian Martinoli. Ellos se han convertido en el emblema de sus respectivas televisoras gracias a su peculiar estilo de relatar el futbol. Hay a quienes les encantan los apodos del Perro Bermúdez, hay otros que prefieren las bromas de Martinoli y Luis García.

A mi manera de ver, Martinoli pasó de ser un tipo ameno a un bufón. Su estilo era fresco y original, realmente disfrutaba sus narraciones, pero, al ver que esta fórmula elevaba los niveles de audiencia, exageró sus chistes (muchos de ellos despectivos) y se hizo de un compañero: Luis García. La incorporación del ex futbolista potenció el corte humorístico de la empresa. Creo que Luis García es un buen analista, pero no comparto sus comentarios ofensivos ni que no tenga una identidad propia, dice y hace todo como Martinoli. No obstante, es una realidad que esta mancuerna se ha posicionado en el gusto del público.

Por otro lado, el Perro Bermúdez ha tratado de contrarrestar el éxito de su competencia “innovando” sus narraciones. Antes sus apodos tenían más sentido, ahora busca hasta la menor cualidad para bautizar a los jugadores. También ha encontrado nuevas frases futboleras como “donde los peces no quieren entrar” para referirse a la red de la portería. Y últimamente, le ha dado por cantar y decir más sandeces de lo habitual.

Los programas nocturnos de dichas televisoras, “La Jugada” y “Los Protagonistas”, son una miscelánea donde podemos encontrar: resúmenes, entrevistas, reportajes de color, invitados de lujo, cápsulas sobre Sudáfrica, tecnología de punta, “humor”, chicas en minifalda y también análisis futbolístico. Básicamente, son tres horas en las que se ofrece de todo para captar la atención del espectador. En verdad, no puedo imaginar otro país en el que se haga tanto por saturar a sus televidentes.

Un común denominador de estos programas son las personalidades que los integran. Cualquier personaje conocido por su sapiencia futbolera es capturado por las televisoras para analizar los partidos del mundial. Entrenadores nacionales y del extranjero, jugadores y exjugadores de renombre son convocados para dar su punto de vista. TV Azteca, sin José Ramón, no pudo hacerse de Menotti y Valdano, pero llevó a dos grandes jugadores activos como Crespo y Seedorf. En contraparte, Televisa anunció con bombo y platillo a los galácticos Zidane y Figo; me pregunto cuánto dinero les habrán pagado para que tengan que aguantar los chistes de Doña Lucha y el Compayito.

En la televisión de paga también podemos encontrar opciones interesantes. Aunque ESPN no transmite partidos ni tiene derecho de pasar resúmenes completos, cuenta con una amplia cobertura que sigue paso a paso el mundial. Su carta fuerte es “Futbol Picante”, en donde los descartes de Televisión Azteca (José Ramón Fernández, David Faitelson, Rafael Puente y Ciro Procuna) hacen un análisis serio de la jornada mundialista.

Otras alternativas para escapar a los sosos chistes de Eugenio Derbez y Omar Chaparro y al tono amarillista de Inés Gómez Mont y Sergio Sepúlveda son: “Futbol en Serio Punto” en TDN y “Fox Sports Central”. Estos programas cuentan con analistas destacados que forman un atractivo debate con sus distintas perspectivas y posturas.

Como podemos apreciar, la propuesta televisiva es bastante amplia, va a depender del gusto de cada quien lo que se escoja ver. A lo mejor soy un amargado por no disfrutar de la simpatía de los conductores, narradores, comentaristas y comediantes locales, pero creo que ya se pasó de una transmisión amena a un circo de payasadas. Sin embargo, más allá de que me caigan bien o mal, reconozco y admiro el esfuerzo de los periodistas mexicanos en Sudáfrica, pues trabajan en cantidades excesivas y a horarios extremos.

sábado, 19 de junio de 2010

Proyecto Quinto Partido III

La batalla de Polokwane

Después de una decepcionante y flojísima primera jornada, el mundial se está redimiendo con partidos mejor jugados y más intensos.

Para México, la segunda jornada fue de ensueño. El partido contra Francia se antojaba de vida o muerte. El panorama era complicado: los dos equipos venían de una pobre actuación en su debut, los dos buscaban reivindicarse y acercarse a la clasificación. Si se empataba, estábamos casi fuera, sólo nos servía el triunfo y se consiguió de manera categórica.

De inicio, Javier Aguirre acertó al incorporar a Héctor Moreno en la central y al recorrer a Ricardo Osorio a la lateral derecha, posición que venía ocupando Paul Aguilar. Este cambio fue muy benéfico para que se afianzara la defensa. El Maza Rodríguez se acopló muy bien al juego de Moreno, y Carlos Salcido se sintió más libre para agregarse al ataque en repetidas oportunidades. El equipo se paró con mucha autoridad en la cancha. Efraín Juárez y Rafa Márquez hicieron una gran labor en el medio campo, ambos recuperaron muchos balones y colaboraron en el juego ofensivo.

A pesar de que fue una primera parte muy disputada, México estuvo muy cerca de abrir el marcador al minuto 8 con una gran triangulación entre Salcido, Márquez y Carlos Vela, quien quedó de frente a la portería y mandó su remate por encima del travesaño. El Guille Franco también se fabricó una ocasión de gol, después de quitarse de encima a Eric Abidal con un gran recorte, pero remató apenas por encima de la meta de Hugo Lloris.

La parte complementaria estuvo marcada por el ingreso de Javier Chicharito Hernández y Cuauhtémoc Blanco, ambos entraron a la cancha con mucha determinación y convencidos de lucirse ante el Vasco Aguirre. No pasó mucho tiempo para que el Chícharo mostrara su olfato goleador. Poco menos de haber cumplido diez minutos en el campo, Hernández Balcazar fue habilitado por un pase magistral de Rafa Márquez y una pésima salida de la defensa gala para deshacerse del arquero y empujar el balón al fondo de la red. Chicharito mostró frialdad en un momento transcendental del encuentro y puso de cabeza al equipo de Domenech.

No obstante la ventaja conseguida, México siguió atacando y creando peligro. En una nueva embestida, Pablo Barrera se metió al área, encaró a Abidal y punteó el balón antes de que éste pudiera tocarlo, provocando así un choque entre ambos. Cuando el árbitro se acercó al área, pensé que iba a amonestar a Barrera por simulación, pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que señaló el punto penal. El encargado de ejecutar el penalty fue Cuauhtémoc, quien con su habitual estilo, tomó una larga carrera y se enfiló en línea recta. Su disparo fue perfecto: raso, cruzado y pegado al poste, imposible para el portero francés.

Una de las virtudes más grandes de México fue no dejar crecer a los franceses, no permitir que despertaran de su letargo. La selección francesa, más allá de su falta de futbol, careció de coraje, de dejar todo en la cancha, nunca pudo ejercer presión y arrinconar al Tri.

Su desconcierto era palpable, se les notaba fastidiados y sin saber qué hacer, mientras su técnico se limitaba a observar inmutado la caída de su equipo. Tras esta derrota, Francia requiere una ayudita para pasar de ronda, necesita que alguien le eche la mano y lo malo, para ellos, es que Henry no sale de la banca.

Ahora sí, México tiene posibilidades de acceder a la siguiente ronda e incluso de colarse a los cuartos de final. La selección está en control en un grupo difícil, todo depende del partido contra los uruguayos: si ganamos, evitaremos a la gran Argentina; si se empata, se asegura el segundo puesto; y si se pierde, tendremos que esperar que el partido de Sudáfrica-Francia no termine en goleada. Por ejemplo, una derrota con Uruguay 0-2 combinada con una victoria gala 3-0 nos dejaría en la lona.

Por lo que el equipo mexicano no deberá especular, tendrá que estar muy conectado y echar el resto para quedar como líder del grupo “A”. No digo que si esto no sucede estamos condenados a, cuando mucho, repetir el gran partido que se le hizo a Argentina hace cuatro años en Leipzig. Es decir, jugar a un gran nivel, plantarse ante un gigante del futbol y aún así caer irremediablemente.

Después de lo mostrado contra Francia, el Tri puede ilusionarse con dar una campanada mayúscula siempre que conserve este desempeño y roce el partido perfecto; esto se tendría que combinar con un rendimiento argentino por debajo de su nivel y jugar con su desesperación. Aún así sería difícil, mas no imposible, anular cualquier intento de sus estrellas.

Más allá del rival que nos pueda tocar en octavos de final (Argentina, Corea del Sur, Grecia o hasta Nigeria), esperemos se haga un gran partido contra Uruguay y podamos llegar a la siguiente ronda de la mejor manera.

domingo, 13 de junio de 2010

Cerrada apertura


Por fin se puso en marcha la Copa del Mundo de Sudáfrica. Este viernes se acabó la espera para millones y millones de fanáticos futboleros que no veían la hora en que comenzara la justa mundialista.

Todas las miradas se posaron en el partido inaugural que enfrentó al combinado local contra la selección mexicana. El Tri saltó a la cancha con el once que ya nos había mostrado Aguirre en los partidos previos. Para nadie fue una sorpresa ver a Oscar Pérez bajo los tres palos, a Guillermo Franco en el eje de ataque y a Andrés Guardado sentado en la banca. A pesar de la atmósfera favorable a los bafana bafana (y sus horribles vuvuzelas), México encaró el partido con confianza y convicción, empezó atacando y haciéndose del balón. El equipo sudafricano estaba asfixiado y no podía rebasar la mitad del campo con el balón dominado. El problema fue que la selección mexicana no pudo plasmar su dominio en el marcador, no pudo aprovechar este momento de acecho. Franco falló un par de remates de cabeza accesibles y estrelló un disparo en el arquero después de una gran asistencia de Vela.

Hay que tomar en cuenta que el futbol es un deporte de momentos, hay lapsos en los que un equipo domina y tiene posibilidades de gol y si no aprovecha este momento, si no capitaliza el impulso que genera, después le será más difícil anotar pues se tiene que recurrir a un chispazo o a una virtud individual. Pocos equipos pueden hacer de estos momentos brillantes su sistema de juego, ahora mismo sólo España y Barcelona mantienen un dominio casi completo del juego. Hay otros como Real Madrid o Brasil que tienen mucha pegada, que, aunque no controlen el partido, saben que en cualquier momento pueden marcar. Está claro que México no es ni lo uno ni lo otro, que si quiere ganar tiene que concretar en su momento de gracia.

El segundo tiempo fue totalmente diferente, el Tri salió menos incisivo y Sudáfrica sabía que no podía hacer un desempeño tan pobre en la inauguración de su mundial. Los de Parreira aprovecharon una pérdida de balón del equipo mexicano para armar una gran triangulación que dejó sólo a Tshabalala, éste no lo pensó mucho para fusilar al Conejo Pérez con un disparo al ángulo. Fue un golpe duro para la escuadra del Vasco, el equipo se cayó dramáticamente, se desordenó en todas sus líneas y se limitaba a tirar la pelota fuera de su área.

Los cambios estaban cantados, todos sabíamos que se necesitaba la calidad en el desborde de Andrés Guardado, los pases de gol de Cuauhtémoc Blanco y la frescura del Chicharito Hernández al ataque. Guardado ingresó pero no a su posición natural, estaba haciendo una labor de medio mixto: robaba balones e intentaba armar juego. Se le veía incómodo y atado por no poder correr por la banda izquierda, lugar en el que Salcido hacía su esfuerzo pero no podía culminar las jugadas de manera adecuada. Cuauhtémoc poco pudo hacer y el Chícharo entró al campo muy acelerado, tratando de demostrar su valía en cada jugada.

El partido se hacía cada vez más pesado hasta que, a diez minutos del final, llegó el merecido empate para el Tri. Tras un corner rechazado, Guardado se tiró a su banda y mandó un centro preciso que Márquez remató al fondo de la red aprovechando una mala salida de la saga sudafricana. Al final el empate no nos supo tan mal, nos salvamos de perder en el último minuto después de que Osorio y Maza Rodríguez perdieran la marca de Mphela y éste rematara al poste.

Por otro lado, tuvimos suerte de que nuestros rivales de grupo, Uruguay y Francia, empataran a cero en un partido trabado en donde ninguno de los dos pudo mostrar su mejor versión. A pesar de esto, son ellos quienes tienen más oportunidades de avanzar a octavos de final pues aún les falta enfrentar al equipo más modesto de este grupo: Sudáfrica.

Uno de los equipos que más expectativas levanta es Argentina. El equipo de Maradona se vio bien por momentos, pero no logró desplegar un juego vistoso acorde a sus grandes figuras. Seguramente vendrá de menos a más. Messi jugó bien, todavía no vimos al enorme jugador que semana a semana nos asombra en la liga española, pero sí pudimos ver a un Leo más suelto y menos presionado. Sin embargo, veo difícil que la Pulga pueda llegar a hacer el mismo tipo de jugadas que hace en el Barça, simplemente porque Verón, Mascherano y Di María no tienen la misma movilidad que los españoles Iniesta y Xavi. Será un reto para Messi acoplarse al sistema de Maradona o hacerse él mismo las jugadas de gol.

El mejor juego hasta ahora llegó de la mano de ingleses y norteamericanos. Inglaterra empezó con un ritmo demoledor que le redituó de inmediato con el gol de Steven Gerrard. Estados Unidos, fiel a su estilo, nunca se desesperó y aguantó los embates británicos con gran solvencia. Poco antes de terminar el primer tiempo, Clint Dempsey intentó un remate al arco muy defectuoso pero fue suficiente para vencer al arquero Green quien, inexplicablemente, no supo atacar el balón y éste se coló a su portería. En el segundo tiempo, Inglaterra simplemente no pudo vulnerar el orden estadounidense y las grandes atajadas de Tim Howard, resignándose a la paridad.

Otro portero que se vio ridiculizado fue el argelino Chaouchi, quien se comió un gol increíble de Koren en la victoria de Eslovenia. Después de ver dos errores como estos, algunos han afirmado que el polémico balón Jabulani ha tenido algo que ver en estas pifias. Yo creo que, aunque el balón puede llegar a ser difícil de controlar, se trata en definitiva de nervios o falta de técnica de los porteros.

La única selección que ratificó su condición de equipo grande fue Alemania. Con cuatro goles a los socceroos, los teutones demostraron que a pesar de las numerosas bajas, incluida la de Ballack, son un equipo fuerte que será protagonista en Sudáfrica.

miércoles, 2 de junio de 2010

Proyecto Quinto Partido II


Las contradicciones del Vasco

La segunda etapa de Javier Aguirre al frente de la selección ha sido más o menos igual que la primera. Aquella vez nos sacó de una situación difícil en la eliminatoria y se marchó después del mundial. Ahora no es diferente, así como nos clasificó también nos dejará. Sólo que esta vez, a mi entender, no se va a ir de la mejor manera. Esta gestión del Vasco en el Tri parece como un intermedio de su carrera en Europa, como un favor que le hizo a la selección mexicana.

Como siempre los resultados tendrán la razón, si México hace un gran papel en Sudáfrica nadie podrá criticar el proceso de Aguirre. Hasta que eso ocurra, no podemos pasar por alto todas las irregularidades e inconsistencias que se han presentado en la segunda etapa del Vasco.

Empecemos por el doble discurso de Javier Aguirre. Cuando llegó al cargo de director técnico nacional, Aguirre afirmó que él no descartaba ni incluía a nadie, que no le importaba si juegan en México o en el extranjero, titulares o suplentes, nacionales o nacionalizados, que lo único que no iba a hacer era convocar jugadores lesionados. Dado el momento de conformar las listas para las eliminatorias, pudimos ver que varias de estas declaraciones no se cumplieron. Por ejemplo, llamó a jugadores inactivos como Nery Castillo y Ricardo Osorio, éste último lesionado en ese entonces. Así como le quitó toda posibilidad a Oswaldo Sánchez y a Sinha de ser tomados en cuenta; Pavel Pardo se sumaría a esta lista negra tras el debut del Vasco contra El Salvador.

El error mediático más grande de Javier Aguirre fue meterse en asuntos extra cancha en una entrevista a Cadena Ser, una radiodifusora española. En esta intervención, Aguirre se queja de la inseguridad en que vivimos y de que aquí llueve mucho. Dando a entender que no está a gusto en México y afirmando que tan pronto acabe el mundial regresara a Europa “a ver qué hay”. En el tema deportivo no mintió al decir: “México es lo que es, deambula entre el 10 y el 15”, refiriéndose al lugar que nos correspondería en Sudáfrica 2010. No es tanto lo que dijo sino el tono en que se dijo, las palabras del Vasco son realistas pero despectivas hacia el país y al equipo. Más que hablar como el entrenador de la selección mexicana parecía que estaba avisando al auditorio español que a partir del 11 de julio estaba disponible. A pesar de que salió a pedir disculpas por esta desafortunada entrevista, Aguirre quedó manchado por pecar de honesto.

Tres meses después, el Vasco Aguirre es el portavoz de Iniciativa México para entregar un mensaje patriótico, entusiasta y alentador al pueblo mexicano. Qué pasó con el Aguirre que respondió a la pregunta ¿Cómo está México? “Jodido” a una emisora radiofónica española. Por qué ahora sale parado frente al Ángel de la Independencia diciendo “Soy Javier Aguirre y amo a México”. Cómo creerle a un tipo que cambia su discurso abruptamente.

En lo que respecta a la preparación del Tri rumbo al mundial, la responsabilidad no es sólo del Vasco Aguirre sino también de los directivos de la Federación Mexicana de Futbol. Creo que uno de los graves errores fue pactar con los dueños de los equipos de primera división una concentración tan larga. En teoría es una buena idea pues supone que, al tener más tiempo de conocerse, los jugadores convocados se adaptarían a un sistema de juego y se conjuntaría un mejor grupo. El problema es que la mayoría de los titulares estaban en plena recta final de sus respectivos campeonatos europeos y no pudieron ir a la gira por Estados Unidos. Al no contar con la base titular, Aguirre tuvo que convocar jugadores de relleno como el Topo Valenzuela o Adrián Aldrete que, por su posición como defensas, fueron marginados del grupo apenas llegaron los que juegan en Europa.

Tal vez hubiera sido mejor adelantar las fechas del torneo local y mantener a los seleccionados en la liguilla para que llegaran con más ritmo a la concentración. De todos modos los partidos amistosos no sirven de mucho si no se tiene un cuadro base que vaya trabajando como un conjunto, más bien son benéficos para las arcas de la Federación.

La conformación de la lista definitiva para la Copa del Mundo estuvo llena de polémica. Después de mucho manoseo de jugadores: algunos que participaron en la eliminatoria, otros en la Copa de Oro, y otros tantos más en los amistosos previos, sólo 24 hicieron el viaje a la concentración en Alemania. La prensa crítica nunca perdonó a Aguirre por no convocar a Pavel, Oswaldo y Sihna, más aún cuando estos últimos dos participaron de buena forma en la final del Bicentenario 2010, y criticó severamente la inclusión de jugadores muy cuestionables como el Bofo Bautista, Alberto Medina, Torres Nilo, Paul Aguilar y el Conejo Pérez.

Sin embargo, los partidos contra Inglaterra, Holanda y Gambia (dos derrotas y una goleada respectivamente) nos dieron la pauta para suponer que los únicos que estaban en riesgo latente de abandonar el campamento mexicano, al no aparecer en los dos primeros juegos, eran Adolfo Bautista y el joven Jonathan Dos Santos. Después del abucheo generalizado al Bofo en el partido de despedida de la selección, todos esperábamos que el sacrificado fuera Bautista, no obstante, Aguirre (o Carrillo) decidió que no le hacía falta otro medio de contención y cortó a la novel promesa del Futbol Club Barcelona.

Lo peor no es que el Vasco haya echado a Jonathan, porque ciertamente no tenía mucha experiencia en primera división, lo peor es que se hayan quedado tantos jugadores descartables en la lista final. Lo peor es que Javier Aguirre no haya sido el que le comunicara a la prensa la noticia de la salida de Dos Santos, que se haya escudado en Néstor de la Torre y no haya dado la cara. No cabe duda que a Aguirre le falta mucho tacto para afrontar este tipo de situaciones. Probablemente ya lo tenía todo decidido cuando le asignó a Jona la camiseta número 24 en el encuentro contra Gambia. A ver si en un par de años la FMF no se da de topes si es que Jonathan se consolida en el Barça y es codiciado por brasileños y españoles. Sería un buen escarmiento para que aprendamos a valorar el talento joven.

Más allá de la lista de Aguirre, lo que me deja más preocupado es que a nueve días de la inauguración contra Sudáfrica hay mucha incertidumbre. Para empezar, no tenemos una alineación definida. No sabemos con certeza quién es el portero titular: Ochoa o el Conejo Pérez (asumiendo que Michel no cuenta para el Vasco), algo podemos deducir si al Conejo le dieron el número 1 y a Paco Memo el 13. Tampoco sabemos quién se pondrá la cinta de capitán: Rafa Márquez o Gerardo Torrado, se antoja que sea Torrado por su cercanía con Aguirre. Y hasta las posiciones de algunos jugadores pueden variar (Juárez y Márquez), lo cual no es para nada malo, pero no da la idea de un cuadro bien armado. Al final de cuentas tenemos buenos jugadores y un entrenador capaz, ojalá puedan darnos alguna satisfacción.

lunes, 24 de mayo de 2010

Inter al cubo

Este sábado por fin pudimos conocer al campeón de Europa y, probablemente, al mejor equipo del mundo.


Madrid se vistió de gala para recibir el partido de clubes más importante del año: la final de la UEFA Champions League entre Bayern Munich e Internazionale de Milán. Ambas escuadras llegaron sorpresivamente a esta instancia, pues se esperaba que se disputara entre equipos ingleses y españoles que hace tiempo vienen acaparando la escena europea, pero estos conjuntos hicieron méritos de sobra para ganarse su lugar en el partido estelar.


A priori, la historia estaba del lado de los alemanes. Con cuatro conquistas, la última en 2001, el Bayern es un invitado recurrente a esta cita. Por otro lado, el Inter ha sido una lágrima en esta competición en las últimas cuatro décadas. Su época de gloria fue allá en 1964 y 1965 cuando de la mano de Helenio Herrera consiguieron sus, hasta ahora, únicas dos Copas de Europa. Y desde hace 38 años que este equipo ni si quiera llegaba a la final, viviendo a la sombra de Juventus y Milan.


Sin embargo, este Inter 2009-2010 se estructuró pensando en ganar la Liga de Campeones. Ya había demostrado ser el más fuerte de Italia, ahora le faltaba ratificar ese dominio en el torneo continental. Por eso Mourinho pidió al presidente Massimo Moratti refuerzos en sus tres líneas, jugadores de la talla de Lucio en la central, Sneijder como enganche, y en la delantera se hizo de Milito y Eto´o. Estas incorporaciones, sumadas a la base argentina-brasileña que predomina en el nerazzurro, formaron un equipo fuerte y experimentado, capaz de romper la maldición que arrastraba el club desde hace 45 años.


El partido del sábado no fue el gran juego que todos hubiéramos querido ver, más bien fue una demostración táctica del Inter. A pesar de que el Bayern monopolizó la posesión del balón, poco pudo hacer ante el preciso escalonamiento de las líneas enemigas. El Inter salió al campo con un plan de juego definido: mantener el orden defensivo con una línea de cuatro, que se volvía de seis cuando se cerraban Zanetti y Cambiasso, y tan pronto robaban el balón salían rápidamente con un latigazo hacia sus hombres de ataque. De esta manera siempre estaban bien parados atrás y se descolgaban hasta con cuatro jugadores para hacer daño en el arco alemán.


Probablemente hubiera sido más espectacular este encuentro si el Inter se hubiera puesto abajo en el marcador, pues se habría visto obligado a salir a buscar el partido, dejando más espacio para el Bayern en su zona baja. Todo lo contario, al minuto 34 llegó el tanto interista en una majestuosa pared entre Diego Milito y Sneijder, precedida de un despeje del portero Julio Cesar, que dejó al argentino mano a mano frente al arquero y Milito no falló. Así, en cuatro toques el Inter se puso en ventaja en un momento clave del encuentro.


El equipo alemán tuvo la posibilidad más clara apenas empezado el segundo tiempo. Altintop aprovechó una de las pocas desatenciones defensivas del Inter y dejó solo frente al arco a Tomas Müller, éste estrelló el balón en Julio Cesar y se perdió el empate del Bayern. El portero brasileño se eligió como una pieza fundamental del Inter al detener un disparo muy peligroso de Arjen Robben con una estirada espectacular. Al minuto 70, otro contragolpe del Inter sentenció la final, de nueva cuenta Diego Milito se escapó y, después de hacerle una faena al belga Van Buyten, definió cruzado para asegurar la victoria nerazurra.


Después de tanto tiempo el Inter volvió a la cima de Europa. El equipo de Milán no sólo consiguió su tercera Copa de Europa sino que también completó la triple corona en una sola temporada, algo que sólo cinco equipos habían conseguido (Celtic 67, Ajax 72, PSV 88, Manchester United 99 y Barcelona 09). Y sí, el número tres es muy especial para este club. Durante el festejo pudimos ver al Cuchu Cambiasso vistiendo una camiseta retro del Inter con el 3, número que fue retirado en honor a Giacinto Facchetti, jugador y directivo emblemático del Inter que falleció en el 2006.


Cuesta trabajo creer que este equipo ha pasado de no ganar nada a campeón de todo en sólo cuatro años. Desde aquel Scudetto asignado al Inter por el escándalo de corrupción del futbol italiano (Calciopoli), el conjunto milanés no ha dejado de ganar la liga, y este año su capitán Javier Zanetti pudo levantar al cielo Copa, Liga y Champions.