Cada edición de los Juegos Olímpicos mi papá me comenta lo
mismo: ‘No es posible que en el medallero sólo cuenten las preseas de oro y que
las de plata y bronce sólo sirvan para desempatar’. Y es cierto. Si bien el
objetivo de los atletas es conseguir una medalla olímpica, para las delegaciones
y sus dirigentes es importante la clasificación en la que terminen ubicados en
el medallero.
Actualmente, el sistema de clasificación en el medallero
olímpico privilegia al oro sobre la plata y el bronce. Esto parece lógico hasta
que se presenta el caso de un país que acumula 14 medallas, seis de plata y
ocho de bronce, y aun así se encuentra debajo de una delegación que sólo tiene
una presea, pero de oro.
En los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Zimbabue se situó
en el lugar 38 (1-3-0) mientras que Suecia acabó en el puesto 56 (0-4-1).
¿Realmente se puede decir que un país como Zimbabue tiene mejor estructura
deportiva que Suecia sólo porque el país africano acumuló una presea dorada?
Es verdad que el oro es la máxima aspiración, pero ganar una
medalla olímpica es el sueño de todo atleta de alto rendimiento, por lo que se
debería valorar más en el medallero a quienes subieron al podio en segundo y
tercer lugar.
También habría que preguntarnos si la distribución de
medallas es equitativa. Hay disciplinas como la natación o el atletismo que
cuentan con diversas categorías y por lo tanto entregan muchas medallas,
mientras que otras como el fútbol o el voleibol, que involucran numerosos
deportistas y más días de competición, solamente pueden aspirar a una medalla.
Hagamos un ejercicio de imaginación estilo Vázquez Mota:
¿qué pasaría si, en lugar de clasificar a los países de acuerdo a sus medallas
de oro, se otorgara un valor numérico a cada presea y se sumaran los puntos?
En este sistema ficticio la medalla de oro valdría 5 puntos,
la de plata 3 y la de bronce 1. En el caso de los deportes por equipo la
puntuación sería doble: 10, 6 y 2 puntos, respectivamente. Además, podría
premiarse al país competidor con 1 punto extra si alguno de sus atletas rompe
un récord olímpico (OR), y con 2 puntos a quien imponga un récord mundial (WR).
De esta forma podría hacerse una clasificación más justa
para premiar al país que a través de la suma de sus medallas acumule más
puntos, no al que tenga más medallas de oro, pues la presea dorada no es la
única que cuenta.
A final de cuentas, un atleta o equipo compite sólo en su
disciplina y categoría específica, no para que su país gane la competencia en
el medallero olímpico. Hace cuatro años el nadador Michael Phlelps hizo
historia al ganar ocho medallas de oro, superando el récord de Mark Spitz en
Múnich 1972; sin embargo Estados Unidos (36-38-36) se vio desplazado de su
habitual primer lugar en el medallero por la delegación china (51-21-28). No
creo que a Phelps le haya preocupado que su país haya “perdido” las olimpiadas
si él ganó en todas las pruebas en las que compitió.