jueves, 16 de agosto de 2012

¿Turno de Murray?


Después de celebrarse los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el deporte británico festeja haber quedado en la parte alta del medallero, sólo detrás de las poderosas delegaciones de Estados Unidos y China.

Dado el gran fanatismo por el tenis en el Reino Unido y la escasez de grandes figuras británicas en este deporte, una de las conquistas que más se celebraron durante la justa olímpica fue la medalla de oro que ganó Andy Murray.

Sin haber conseguido todavía algún torneo de Grand Slam, Murray se convirtió en el primer tenista británico en ganar la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos desde hace 104 años.

La victoria de Murray no pudo ser más grande. Además de haberse coronado como campeón olímpico, lo hizo en la cancha central de Wimbledon, la catedral del tenis, y ante el mítico Roger Federer; mismo rival y mismo escenario donde sólo un mes atrás el escocés sufrió su derrota más amarga al perder, entre lágrimas, la final de Wimbledon.

A pesar de haber arrebatado a Andy Murray la posibilidad de alzar su primer título de Grand Slam en tres ocasiones (US Open 2008, Australian Open 2010 y Wimbledon 2012), en esta ocasión fue Roger Federer quien se quedó deshecho al ver cómo se le escapaba la medalla de oro olímpica, único galardón individual que falta en su deslumbrante vitrina, y el cual parece difícil pueda ganar en Rio de Janeiro 2016 con 35 años.

Lejos de ser un clásico, la rivalidad entre el escocés y el suizo parece haber subido de intensidad, ya que uno le quitó al otro lo que más anhelaba.

No obstante, Andy Murray, y todo el entorno británico, sigue obsesionado con que uno de los suyos pueda ganar un torneo de Grand Slam, especialmente Wimbledon. Desde que Fred Perry lo ganó en 1936, ningún británico ha podido levantar este título. Henry Bunny Austin llegó a la final en 1938 pero cayó ante Don Budge. Antes de Murray, el que estuvo más cerca fue Tim Henman: el inglés alcanzó hasta 4 semifinales sobre el pasto de Wimbledon.

Quizá ganar la medalla aurea en la cancha de Wimbledon frente a Federer era el paso que Andy Murray necesitaba para entrar de lleno a la pelea por los grandes torneos y por ser el número 1 del mundo. El panorama del escocés luce alentador, además su carrera ascendente coincide con una notable baja de juego de Novak Djokovic, inexpugnable en 2011, y con las constantes lesiones en la rodilla izquierda de Rafael Nadal que lo obligaron a retirarse del último Grand Slam del año.

Es por eso que Murray tendrá la gran oportunidad de ganar su primer título de Grand Slam cuando viaje a Nueva York para jugar el US Open.