Barrera tricolor
No, no se trata de la destacada actuación del, todavía, jugador de los Pumas. Este título alude a la pared que marca nuestras propias limitaciones, al muro infranqueable que no deja progresar el deporte más popular del país.
La participación de la selección mexicana en Sudáfrica 2010, no hizo más que reafirmar el estancamiento de nuestro futbol. Tal como lo anticipó Aguirre en aquella entrevista a Cadena SER, al Tri no le alcanzó mas que para los octavos de final y eso con muchos apuros.
La eliminación contra Argentina, igual que hace cuatro años, era previsible dado que la albiceleste siempre debe ser considerada dentro de las escuadras favoritas al título. Sólo que esta vez la sensación fue mucho peor.
En Alemania 2006, la selección hizo un partido (casi) perfecto. Más allá de las lesiones de Pavel Pardo y Andrés Guardado, que condicionaron el desarrollo del partido, se puso contra las cuerdas a Argentina. Sólo una genialidad como el golazo se Maxi Rodríguez pudo definir el encuentro a favor de los sudamericanos. En ese entonces, hasta el mismo Maradona reconoció la superioridad azteca, uno lo veía sufrir en su palco como pocas veces.
El pasado domingo en el Soccer City de Johannesburgo, el equipo mexicano tuvo la oportunidad de avanzar al famoso quinto partido y de paso tomarse revancha de la derrota en el mundial pasado. De inicio, el Vasco sorprendió a todos alineando al Chícharo Hernández junto al Bofo Bautista en la delantera tricolor. A pesar de haber tenido un inicio prometedor, con dos disparos muy peligrosos de Salcido y Guardado, el conjunto de Aguirre no pudo plasmar su dominio en el marcador.
El encuentro era cerrado y muy disputado, hasta que llegó la polémica jugada que rompió el partido. Una mala salida de México, derivo en una aproximación muy peligrosa en donde Messi filtró una pelota de gol a Tévez, el Apache llegó muy forzado por la salida del Conejo Pérez, quien no se pudo quedar con el balón y lo rechazó; Lionel Messi tomó el rebote y lo sirvió de nuevo a Tévez, éste remató de cabeza a la portería vacía. Algunos jugadores mexicanos reclamaron que el gol había caído en fuera de lugar. Cuando parecía que se iba a reanudar el partido, las pantallas del estadio evidenciaron que, efectivamente, la anotación argentina no debía ser válida por un flagrante fuera de lugar de Carlos Tévez. Por supuesto, los reclamos no se hicieron esperar, los jugadores mexicanos se sentían robados y con razón. No obstante la prueba, el árbitro Roberto Rosetti y su asistente se negaron a cambiar el fallo por temor a una sanción de la FIFA, ya que ésta no permite las repeticiones polémicas en los estadios.
No es una justificación a la derrota mexicana, pero este gravísimo error arbitral sacó de concentración al Tri. Ya después vendría el yerro de Osorio y el golazo de Tévez (33’ y 52’ respectivamente). Ambos llegaron en momentos clave para hundir el dedo en la herida azteca, para desmoralizar cada vez más el deseo de remontar un partido adverso.
Cuando más se necesitaba la mano del técnico, Aguirre nos quedó a deber. La salida del Bofo era obligada, en su lugar entró un dinámico Pablo Barrera que de inmediato se hizo sentir. Uno de los grandes errores del Vasco fue la falta de confianza en Andrés Guardado. El tapatío, cada vez que jugó, demostró ser uno de los jugadores más regulares de México. No obstante, Aguirre decidió que al minuto 62 su presencia estaba de sobra y le hacía falta meter a su “arma letal”: el Guille Franco. Con un partido cuesta arriba, Franco cumplió una función más como contención que como atacante. A veinte minutos del final, el Chicharito nos regaló el gol de la honra en una gran jugada que él solo se fabricó; con un sólo movimiento dejó en el camino a Demichelis y Otamendi y definió con mucha convicción a primer palo. Al partido le quedaba tiempo para irse con todo al ataque, pero el Vasco consideró que lo mejor era no utilizar el tercer cambio, dejar en la banca algún chispazo de Cuauhtémoc Blanco o, ya si me apuran, algún desborde del Venado Medina, algo que nos diera una pizca de esperanza.
Las preguntas sobran y las respuestas son muy vagas o inexistentes. ¿Por qué Guardado no jugo ni un partido completo, por qué Barrera nunca fue titular, por qué Guillermo Franco inició en los tres partidos de grupo, por qué Javier Hernández jugó tan poco tiempo, cuál es el motivo de la rotación de capitanes, qué pretendía al meter al Bofo de titular a un partido tan importante? A estos cuestionamientos, Aguirre ha respondido de manera muy general, escudándose en asumir la culpa de todo pero sin entrar en detalles.
Un nuevo tropiezo en el cuarto partido del mundial invita a la reflexión. Se necesita un cambio de raíz en el futbol mexicano para poder salir del bache en el que estamos metidos, un hoyo de corrupción y clientelismo que los amos de este juego se han encargado legitimar. Es decir, que tanto las televisoras como los dueños de los equipos de Primera División se han encargado de modificar a su antojo la liga mexicana para exprimir al aficionado de cuantas maneras han encontrado.
Recordemos que, muchas veces, la selección de un país es el reflejo de su liga. Mientras sigamos con los torneos cortos, sistema de clasificación por grupos, repechajes, ascenso y descenso por porcentaje, cinco extranjeros por equipo (la mayoría de ellos ocupando posiciones de ataque), nunca llegaremos a un nivel competitivo de excelencia.
Los países que han construido buenas estructuras son los que sacan buenos jugadores. Países como Brasil, Argentina, Holanda, Alemania y últimamente España, constantemente están generando nuevos talentos. Esto tiene que ver con las escuelas de dichos países, la formación de los chicos, la mentalidad con la que crecen y el ambiente en el que se desarrollan. Ellos saben que mientras más crezca la calidad de su futbol, más será la ganancia económica que reciban. Por lo que una cosa no está peleada con la otra.
La verdad es que nunca podremos trascender mientras todo el entorno del futbol mexicano esté orientado hacia el beneficio económico por encima del deportivo. Esta bien que esto sea un negocio, pero ya es demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario