Las contradicciones del Vasco
La segunda etapa de Javier Aguirre al frente de la selección ha sido más o menos igual que la primera. Aquella vez nos sacó de una situación difícil en la eliminatoria y se marchó después del mundial. Ahora no es diferente, así como nos clasificó también nos dejará. Sólo que esta vez, a mi entender, no se va a ir de la mejor manera. Esta gestión del Vasco en el Tri parece como un intermedio de su carrera en Europa, como un favor que le hizo a la selección mexicana.
Como siempre los resultados tendrán la razón, si México hace un gran papel en Sudáfrica nadie podrá criticar el proceso de Aguirre. Hasta que eso ocurra, no podemos pasar por alto todas las irregularidades e inconsistencias que se han presentado en la segunda etapa del Vasco.
Empecemos por el doble discurso de Javier Aguirre. Cuando llegó al cargo de director técnico nacional, Aguirre afirmó que él no descartaba ni incluía a nadie, que no le importaba si juegan en México o en el extranjero, titulares o suplentes, nacionales o nacionalizados, que lo único que no iba a hacer era convocar jugadores lesionados. Dado el momento de conformar las listas para las eliminatorias, pudimos ver que varias de estas declaraciones no se cumplieron. Por ejemplo, llamó a jugadores inactivos como Nery Castillo y Ricardo Osorio, éste último lesionado en ese entonces. Así como le quitó toda posibilidad a Oswaldo Sánchez y a Sinha de ser tomados en cuenta; Pavel Pardo se sumaría a esta lista negra tras el debut del Vasco contra El Salvador.
El error mediático más grande de Javier Aguirre fue meterse en asuntos extra cancha en una entrevista a Cadena Ser, una radiodifusora española. En esta intervención, Aguirre se queja de la inseguridad en que vivimos y de que aquí llueve mucho. Dando a entender que no está a gusto en México y afirmando que tan pronto acabe el mundial regresara a Europa “a ver qué hay”. En el tema deportivo no mintió al decir: “México es lo que es, deambula entre el 10 y el 15”, refiriéndose al lugar que nos correspondería en Sudáfrica 2010. No es tanto lo que dijo sino el tono en que se dijo, las palabras del Vasco son realistas pero despectivas hacia el país y al equipo. Más que hablar como el entrenador de la selección mexicana parecía que estaba avisando al auditorio español que a partir del 11 de julio estaba disponible. A pesar de que salió a pedir disculpas por esta desafortunada entrevista, Aguirre quedó manchado por pecar de honesto.
Tres meses después, el Vasco Aguirre es el portavoz de Iniciativa México para entregar un mensaje patriótico, entusiasta y alentador al pueblo mexicano. Qué pasó con el Aguirre que respondió a la pregunta ¿Cómo está México? “Jodido” a una emisora radiofónica española. Por qué ahora sale parado frente al Ángel de la Independencia diciendo “Soy Javier Aguirre y amo a México”. Cómo creerle a un tipo que cambia su discurso abruptamente.
En lo que respecta a la preparación del Tri rumbo al mundial, la responsabilidad no es sólo del Vasco Aguirre sino también de los directivos de la Federación Mexicana de Futbol. Creo que uno de los graves errores fue pactar con los dueños de los equipos de primera división una concentración tan larga. En teoría es una buena idea pues supone que, al tener más tiempo de conocerse, los jugadores convocados se adaptarían a un sistema de juego y se conjuntaría un mejor grupo. El problema es que la mayoría de los titulares estaban en plena recta final de sus respectivos campeonatos europeos y no pudieron ir a la gira por Estados Unidos. Al no contar con la base titular, Aguirre tuvo que convocar jugadores de relleno como el Topo Valenzuela o Adrián Aldrete que, por su posición como defensas, fueron marginados del grupo apenas llegaron los que juegan en Europa.
Tal vez hubiera sido mejor adelantar las fechas del torneo local y mantener a los seleccionados en la liguilla para que llegaran con más ritmo a la concentración. De todos modos los partidos amistosos no sirven de mucho si no se tiene un cuadro base que vaya trabajando como un conjunto, más bien son benéficos para las arcas de la Federación.
La conformación de la lista definitiva para la Copa del Mundo estuvo llena de polémica. Después de mucho manoseo de jugadores: algunos que participaron en la eliminatoria, otros en la Copa de Oro, y otros tantos más en los amistosos previos, sólo 24 hicieron el viaje a la concentración en Alemania. La prensa crítica nunca perdonó a Aguirre por no convocar a Pavel, Oswaldo y Sihna, más aún cuando estos últimos dos participaron de buena forma en la final del Bicentenario 2010, y criticó severamente la inclusión de jugadores muy cuestionables como el Bofo Bautista, Alberto Medina, Torres Nilo, Paul Aguilar y el Conejo Pérez.
Sin embargo, los partidos contra Inglaterra, Holanda y Gambia (dos derrotas y una goleada respectivamente) nos dieron la pauta para suponer que los únicos que estaban en riesgo latente de abandonar el campamento mexicano, al no aparecer en los dos primeros juegos, eran Adolfo Bautista y el joven Jonathan Dos Santos. Después del abucheo generalizado al Bofo en el partido de despedida de la selección, todos esperábamos que el sacrificado fuera Bautista, no obstante, Aguirre (o Carrillo) decidió que no le hacía falta otro medio de contención y cortó a la novel promesa del Futbol Club Barcelona.
Lo peor no es que el Vasco haya echado a Jonathan, porque ciertamente no tenía mucha experiencia en primera división, lo peor es que se hayan quedado tantos jugadores descartables en la lista final. Lo peor es que Javier Aguirre no haya sido el que le comunicara a la prensa la noticia de la salida de Dos Santos, que se haya escudado en Néstor de la Torre y no haya dado la cara. No cabe duda que a Aguirre le falta mucho tacto para afrontar este tipo de situaciones. Probablemente ya lo tenía todo decidido cuando le asignó a Jona la camiseta número 24 en el encuentro contra Gambia. A ver si en un par de años la FMF no se da de topes si es que Jonathan se consolida en el Barça y es codiciado por brasileños y españoles. Sería un buen escarmiento para que aprendamos a valorar el talento joven.
Más allá de la lista de Aguirre, lo que me deja más preocupado es que a nueve días de la inauguración contra Sudáfrica hay mucha incertidumbre. Para empezar, no tenemos una alineación definida. No sabemos con certeza quién es el portero titular: Ochoa o el Conejo Pérez (asumiendo que Michel no cuenta para el Vasco), algo podemos deducir si al Conejo le dieron el número 1 y a Paco Memo el 13. Tampoco sabemos quién se pondrá la cinta de capitán: Rafa Márquez o Gerardo Torrado, se antoja que sea Torrado por su cercanía con Aguirre. Y hasta las posiciones de algunos jugadores pueden variar (Juárez y Márquez), lo cual no es para nada malo, pero no da la idea de un cuadro bien armado. Al final de cuentas tenemos buenos jugadores y un entrenador capaz, ojalá puedan darnos alguna satisfacción.
La verdad es que Aguirre no tiene vergüenza y al menos para mí, ha sido una gran decepción, independientemente de los resultados que pueda dar el Tri en Sudafrica, eso de su mensaje de amor a México, después de lo que dijo en España, solo le resta credibilidad. De acuerdo contigo...ojalá nos den alguna satisfacción y ojalá seamos objetivos con el balance final y no tratemos de justificar errores, sólo porque se trata del famosísimo Vasco. saludos!!
ResponderEliminarComplementando el tema, creo que mucho de esto se debe a la arrogancia de Aguirre en esta segunda etapa donde si bien lo han inflado mucho los medios mexicanos aún no ha logrado hacer la diferencia en un equipo grande (sin demeritar su trabajo en los clubes que ha participado), el punto a establecer es que no se justifica su actitud actual la cual se demuestra en pequeños detalles como los que has comentado así como por ejemplo en el no llevar un psicólogo deportivo por que él y su cuerpo técnico son suficientemente capaces de motivar y levantar al equipo en cualquier situación, cuando esto es un pilar base en las grandes selecciones. Realmente espero que tengan una buena participación, pero esto nos deja claro que le falta mucho por avanzar a la selección mexicana sobre todo en los niveles directivos.
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